Vaquero sin cara (minicuento)

Autor: Vladimir Villarreal.


—Sé que no tengo cara para decirte que no fumes —le decía el vaquero a su nieto—, si yo he fumado toda mi vida, pero nunca es tarde para aceptar que te equivocaste. No te miento, hubo un tiempo que hasta creí que todo se lo debía al cigarro. Imagínate, estar en la flor de la juventud y de un día para otro convertirte en el "Vaquero", y la gente te encuentra en la calle y te dice: "hey tú, tú eres vaquero de los comerciales". Y yo orgulloso de saber que la gente me veía como un símbolo varonil, el que cada domingo por la noche monta su caballo arreando vacas sobre hermosas praderas, con una música que parecía sacada de un western. Yo mismo disfrutaba de ver esos comerciales. Te convencían de que fumar era algo bueno. Y en el mismo bloque de comerciales seguía el comercial de brandy, ese de la prueba del añejamiento, donde un argentino, al que le doblaban la voz, te convencía de que tomar brandy te hace ser o sentirte alguien. Yo hacía caso a esos dos comerciales, hasta que me di cuenta que todo era un engaño, al único que no hacía caso era al de los condones de ese mismo bloque de comerciales, era al que debía hacerle caso. Créeme, no tengo cara para decirte que no fumes —le repetía el vaquero a su nieto—,  literal, ya no tengo cara para decirte.

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