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Mostrando entradas de septiembre, 2012

CUIDADO... bebé elefante suelto

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La mañana del 20 de noviembre de 1985, como en cualquier año, se celebró el desfile conmemorativo a la Revolución Mexicana, el cual partía en la calle Dr. Coss y tomaba el primer tramo de su recorrido por la calle General Zuazua, pasando por el Palacio de Gobierno, y siguiéndole de largo para terminar cerca de la Alameda, habiendo pasado por la Avenida Cuauhtémoc. La mañana era fresca, agradable, como casi no ocurre en Monterrey, se podría tratar de un clima prestado, como cuando sales de vacaciones, pero aquí. Los grupos de Pentatlón, Karate Do, Imua Limalama, bandas de guerra, carros alegóricos de secundaria con estudiantes disfrazados como personajes revolucionarios, un Venustiano Carranza que les quedó más como Santa Claus que como Venustiano Carranza, un montón de Adelitas amasando gorditas en la plataforma de algún camioncito Nissan, el grupo de danza folklórica, todas pintarrajeadas y peinadas con su infaltable cebolla, sin hacer menos a la bastonera de buena pierna, que de

CRÓNICA DE UN MONEDAZO no anunciado

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"Vivimos del aplauso, también de los monedazos, que luego recogemos del piso del escenario"                                                                              Amateur, Molotov. Visto desde la perspectiva de Molotov, en cierto modo “financiera”, este fragmento podría parecer divertido, sobre todo si cerca del escenario se cuenta con una máquina expendedora de galletas y botanas, y a un lado de la susodicha, otra máquina, ésta de refrescos, para lubricar el gaznate ―como diría Steve Jobs― con agua azucarada, después del palomazo. Aquí ellos se centran en las ganancias que al final les dejan los monedazos, incluso presumen vivir de ello, ¿pero qué pasa cuando el monedazo acierta?, en este caso, quien podría contarnos mejor al respecto, por experiencia propia, sería el legendario Fito Páez, el muy conocido rockero argentino, quien a principios de los noventas, en Monterrey no gozaba de la popularidad que yo hoy le imputo, y que innegablemente tiene en