Con la vara alta
Recordando pasajes de mi vida me vino a la mente una imagen de cuando niño: la primera vez que vi a un hombre empuñar un pincel frente a un lienzo de tela. Mi papá me notaba cierta capacidad para el dibujo y quiso alentarme o inspirarme llevándome a ver a un pintor en plena acción, y su limitada concepción del arte lo condujo a llevarme a un mercado, a ver a un pintor de paisajes "express". No dudo en las buenas intenciones de mi papá con respecto a ese tour por el mercado, pero si de algo estoy seguro, la mejor manera de confundirme con respecto a la pintura fue esa, pues hubiera bastado con quedarnos a ver a Bob Ross por televisión. Aún es el momento en que veo a ese pintor llegar a su casa (cansado de pintar diez paisajes de doscientos pesos con una brocha de tres cuartos de pulgada, de esas que compras en cualquier ferretería, y no con un pincel) y esperar a que su mujer y sus hijos se hayan dormido, para así retar a la naturaleza humana y prescindir ...