Afilar el hacha
Recuerdo un término que le escuché alguna vez a un jefe del trabajo: «afilar el hacha». De manera, pudiera decirse que literal, este término se alude quizás a un leñador que, si este se arranca a dar de golpes con su hacha hacia el tronco de un árbol, el filo inicial comenzará a quitar la corteza de manera fácil, pero poco a poco, conforme sigue golpeando y se acerca más al centro del tronco este se vuelve cada vez más duro, y a la vez el hacha ya ha perdido filo y se vuelve más débil. Es ese el momento crucial en el que un escritor debe evaluar si es mejor seguir escribiendo cuartillas de relleno o de paja, sin un verdadero avance, o detenerse, no a descansar, sino a afilar el hacha. Saludos a todos. Es en ese momento en el que el leñador debe decidir dejar de avanzar para sentarse, no a descansar, sino a afilar su hacha, y una vez que esta haya recobrado el filo se pueda volver a avanzar hasta el núcleo del tronco. Algo similar le pasa a un escritor durante algún proyecto literario