Puntualidad de Muerte

Aquí un minicuento del concurso literario "Final de Bukowski", el cuento se llama "Puntualidad de muerte". Convocatoria de la Librería el Péndulo, las bases consistían en un minicuento de menos de 2,500 caracteres cuyo final debía llevar la frase: "El pico se abrió más y más, la cabeza del gorrión se acercó a mí y el resplandor sonoro del amarillo avanzó suavemente y me envolvió".




Puntualidad de Muerte



Me despierto agitado tras tener de nuevo el mismo sueño recurrente, 5 veces en esta semana ha venido a mí la misma imagen que me acecha sin tregua, un gorrión amarillo que aparece de entre la penumbra y acerca su rostro al mío mientras abre su enorme pico. Siempre es lo mismo, despierto exaltado sin saber qué es lo que pretende, si sólo decirme algo o tragarme de un solo bocado.

Un sueño repetitivo, lo único que me faltaba para consagrar mi vida a una perpetua rutina, otra vez se ha quedado prendida la lámpara de mi buró y otra vez me he quedado dormido con un libro en las manos, "La máquina de follar" de Charles Bukowski, "¿A quién carajos le puede gustar leer eso?", me gritaba mi madre, "El protagonista se queda tirado ebrio donde sea, vomitado, y así apestoso se acuesta con tres mujeres en una sola noche", "¿A quién carajos? A mí, ¡bien que te lo sabes!", el libro fue de ella, nunca lo terminó de leer, lo odiaba por un cuento en particular, uno donde el vago protagonista viola a una niña indefensa, y el escritor narra con detalle la barbaridad del hecho. He leído 5 veces el libro y, para su consuelo, o el de su memoria, siempre me salto ese cuento.

Ya no es hora de volver a dormir, me levanto, me ducho, me visto despistado, me pongo la camisa al revés, me la quito y me la vuelvo a poner, ahora sí bien puesta. No logro sacar de mi cabeza el divorcio, tanto circo, hasta el Vaticano envió ya la constancia de anulación del matrimonio. Me abrocho las agujetas, despistado. Otra vez el fantasma de mi madre, "No debiste ocultarle a tu mujer que tu padre era esquizofrénico". Con todo y eso ella decidió tenerme, asimismo yo decidí tener un hijo, ni el primero ni el último que haya abueleado, esquizofrénico, como mi padre, a quien no conocí, pero que también a mí me heredó un par de detalles, no me dejan conducir un auto, y a pesar de eso creo que me desenvuelvo bien en sociedad, y tengo suerte de encontrarme con trabajos a menos de 15 minutos caminando.

Soy obsesivo compulsivo, eso me hace muy puntual y rutinario. Mi vida es una película que he visto interminables veces, todos los días me encuentro al señor de los periódicos apilándolos en un estante, al de los jugos de naranja exprimiendo las últimas dos, la chica guapa que reparte volantes, incluso el semáforo está sincronizado con mi andar, pues no tengo que detenerme y esperar al segundero para cruzar la avenida, sólo sigo caminando.

Igual que hoy, el de los periódicos, los jugos, mi divorcio, las naranjas, Bukowski, los volantes, un sonoro claxon, espera, ¿un sonoro claxon?, ¡hoy no vi pasar frente a mí el autobús escolar! Es demasiado tarde para volver a la acera, y demasiado lejos para llegar hasta la otra, donde me espera el fantasma de mi madre. Lo comprendo, todo cobra sentido, mi sueño recurrente, el enorme gorrión amarillo. "El pico se abrió más y más, la cabeza del gorrión se acercó a mí y el resplandor sonoro del amarillo avanzó suavemente y me envolvió"(1).

1.- Cita de la Novela Pulp de Charles Bukowski

Autor: Vladimir Villarreal

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