Futbol, Prosodia y Variaciones Sintácticas


En el verano del año 2006 se celebraba el mundial de futbol en Alemania. Como es costumbre, Televisa Deportes llevó su comitiva compuesta por comentaristas deportivos, comediantes, reporteros y demás asistentes, y en ese demás recuerdo bien que llevaban a Juan Villoro, un escritor muy reconocido, que sabiendo que tiene libros en los que habla, a manera de ensayo, del deporte más bonito del mundo, el futbol, no era de extrañarse que lo hayan invitado, debido a sus reportajes y sus charlas que enriquecieron en esa ocasión las noches de la "Jugada del Mundial" que se convertirían en más que un resumen diario de lo que había acontecido en el mundial de futbol, en una amena charla con un erudito e historiador del deporte más seguido en el mundo.

Pero en esa ocasión, llevar a un escritor entre el equipo de corresponsales no fue una novedad, desde el principio me hizo recordar aquel mundial de Italia 90, muy recordado en México a causa de la ausencia de la selección tricolor entre los veinticuatro países clasificados para participar y pelear por la Copa FIFA, recordado por aquel escándalo conocido por muchos, el castigo del veto del Tri en el Mundial por haber registrado cachirules en el mundial juvenil anterior. En el que Televisa se apuntó una palomita llevando a Juan José Arreola entre su equipo de asistentes.

Conforme pasaban los días y el ambiente del futbol encendía la emoción de los que seguíamos el torneo, aquello dejó de ser poco a poco el Mundial de los cachirules y de la ausencia del Tri, para convertirse en el Mundial del gol de Caniggia contra Brasil o de las apariciones de rescate del novato Salvatore "Toto" Schillaci, pero para mí, Italia 90 se convirtió también en el Mundial del maestro Arreola.

En las transmisiones nocturnas del Mundial de Italia 90 conocí al maestro Juan José Arreola. Recuerdo mucho que siendo un niño de trece años esperaba su sección, para entonces no leía, no sabía que sería escritor, ni mucho menos me imaginaba que Arreola sería una de mis influencias y mayor referencia en los minicuentos, gracias a un pequeño libro del Fondo de la Cultura Económica llamado Prosodia y variaciones sintácticas, que llegaría a mis manos algunos años después y que aún atesoro como algo valioso. Lo escuchaba emocionado, me divertían tanto sus comentarios, al grado que lo adopté como se adopta a un abuelo que idealizas en tus más recónditos sueños. Al contrario de Villoro, todo un intelectual del futbol, Arreola era un completo ignorante de ese deporte, que te hacía suponer que sus pies jamás habían tenido contacto con un balón, pero que en esas semanas el futbol logró cautivarlo y enamorarlo notoriamente. Sus comentarios dejaron mella en el México de 1990, uniendo, al igual que pasaría dieciséis años después con Villoro, la magia de la literatura con la del futbol.

Comparto el enlace de un resumen que he encontrado en YouTube con su participación, para que todos aquellos que hayan logrado leer hasta este punto la entrada de este blog puedan disfrutar de las palabras de Arreola y su muy original punto de vista en el futbol.



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