Carta a mi yo del pasado (minicuento)
Autor: Vladimir Villarreal
Qué tal, Vlad, sé que te resultará extraño lo que te voy a decir, pero estoy seguro de que también te resultará fascinante, ya que amas la ciencia ficción y todas esas pendejadas sobre los viajes en el tiempo. ¿Te acuerdas de la cápsula del tiempo que enterraste en el jardín hace seis meses? La abrí hace dos años, un año después de lo acordado. Fue bonito encontrar de nuevo algunas cosas que en su momento me parecían muy valiosas y que me costó trabajo decidirme a enterrar. No necesitas correr a desenterrarla, ya que todavía está ahí, basta con que me creas, existen los viajes en el tiempo, por eso vine a dejarte esta carta, también a darte un consejo, pero primero te platico, soy tú pero más viejo...
¿Recuerdas ese sueño recurrente? donde eres adulto, usas anteojos, manejas un Volkswagen, tienes un bigote como el de Magnum y en ese sueño una losa gigante te cae del cielo encima del capacete...
Usarás anteojos, no sólo llevaras bigote, sino también barba, y se te olvidará ese sueño por muchos años, hasta que manejes un Jetta, ya sé, no los conocerás hasta dentro de unos años, o quizás sí, en el año que vives a esos carros se les llama Atlantic, años después, cuando se popularice como Jetta y todos tengan uno de esos en la cabeza los conocerás bien, es de la Volkswagen, como en el sueño...
Regresarás manejando por el mismo camino por donde regresas a casa ahora con mi papá, tu papá... papá, ¡Chingao! El mismo camino, pero del futuro, con grandes columnas sobre el camellón, sosteniendo las vías del metro (porque tendremos metro), con grandes losas prefabricadas de concreto a los lados, las verás todas las tardes y recordarás mi sueño, tu sueño... el sueño, amenazando con caer sobre tu cabeza...
No platicaré más, preferiría que por ti mismo conozcas la vida, el amor, tu trabajo, que rías y que sufras por lo mismo que yo reí y sufrí, incluso que te equivoques en mis mismos errores, salvo en uno... Por nada del mundo compres ese Jetta, a menos que quieras que una losa gigante caiga sobre tú cabeza... No me preguntes cómo lo sé, no lo sé, eso es lo que dice nuestro "otro nosotros", el de mi futuro, tu futuro también... ¡El futuro, chingao!
Gracias por leer este escrito
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