OCTAVIO PAZ y el día de muertos
Más que frases son párrafos extraídos del ensayo “Todos los santos, día de muertos”, que forma parte del libro “El laberinto de la Soledad”, de Octavio Paz.
“La muerte es un espejo que refleja las vanas gesticulaciones de la vida. Toda esa abigarrada confusión de actos, omisiones, arrepentimientos y tentativas —obras y sobras— que es cada vida, encuentran en la muerte, ya que no sentido o explicación, fin. Frente a ella nuestra vida se dibuja e inmoviliza. Antes de desmoronarse y hundirse en la nada, se esculpe y vuelve forma inmutable: ya no cambiaremos sino para desaparecer. Nuestra muerte ilumina nuestra vida. Si nuestra muerte carece de sentido, tampoco lo tuvo nuestra vida. Por eso cuando alguien muere de muerte violenta, solemos decir: "se lo buscó".
“La indiferencia del mexicano ante la muerte se nutre de su indiferencia ante la vida. El mexicano no solamente se postula la intranscendencia del morir, sino del vivir. Nuestras canciones, refranes, fiestas y reflexiones populares manifiestan de una manera inequívoca que la muerte no nos asusta porque "la vida nos ha curado de espantos". Morir es natural y hasta deseable; cuanto más pronto, mejor. Nuestra indiferencia ante la muerte es la otra cara de nuestra indiferencia ante la vida. Matamos porque la vida, la nuestra y la ajena, carece de valor. Y es natural que así ocurra: vida y muerte son inseparables y cada vez que la primera pierde significación, la segunda se vuelve intranscendente. La muerte mexicana es el espejo de la vida de los mexicanos. Ante ambas el mexicano se cierra, las ignora.”
Con lo que sigue, nos damos cuenta que Octavio Paz fue hijo de otra época y hermano de otra generación, a quien no le tocó vivir en carne propia el espectáculo carnicero que día con día se pelea la nota roja, de los distintos diarios del país, por mostrar a la gente, sin pudor alguno, atentando a la moral visual de los que se les hacen las tripas nudo ante tan desalmados eventos sanguinarios que la ola de violencia ha esparcido a lo largo y ancho de la pintoresca región que este escritor añoraría.
“Nada más opuesto a esta actitud que la de europeos y norteamericanos. Leyes, costumbres, moral pública y privada, tienden a preservar la vida humana. Esta protección no impide que aparezcan cada vez con más frecuencia ingeniosos y refinados asesinos, eficaces productores del crimen perfecto y en serie. La reiterada interrupción de criminales profesionales, que maduran y calculan sus asesinatos con una precisión inaccesible a cualquier mexicano; el placer con que relatan sus experiencias, sus goces y sus procedimientos; la fascinación con que le público y los periódicos recogen sus confesiones…”
Esto son sólo tres fragmentos de este ensayo, hoy sacado a colación por ser 2 de Noviembre, “día de los santos muertos”, es un libro de cabecera para conocer más de la identidad, al parecer, inarrancable de los mexicanos.
Ahora, más a manera de diversión, frases de escritores y demás personajes famosos que sin ser mexicanos también hablan de la muerte con aire de comedia.
"El hombre nace sin dientes, sin cabello y sin ilusiones. Y muere lo mismo: sin dientes, sin cabellos y sin ilusiones."
Alejandro Dumas
"Como no me he preocupado de nacer, no me preocupo de morir."
Federico García Lorca
"No odio a tu madre, simplemente no estaré triste cuando se muera."
Homero Simpson
"Morir es como dormir, pero sin levantarse a orinar"
Woody Allen
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