Una pluma en la banqueta (poema)
Autor: Vladimir Villarreal.
Viviendo razo muy lejos del cielo,
buscando el reflejo de un alma en vuelo
en las sombras secretas de una banqueta
opaca, ardiente, ansiedad que inquieta,
que de camino arrastro mis ojos al suelo,
donde un regalo de oro a mi paso veo,
de un ala del angel que sentir yo anhelo,
al menos un motivo en este flagelo.
La mirada enjaula un largo suspiro
que se corta entero en el brillante filo
del aire que deja caer el último brío
de los hombros cansados de soportar
a una roca que arrastra su cuerpo frío,
quizás una pluma haya en el mismo camino,
un pedazo del cielo, niño que mecer ansío,
detén el aire, que se vuela, Dios mío.
Una mano trémula sobre una cadena
que ata el segundero a la tristeza eterna
de un columpio hueco que no ha de empezar
en un parque lleno de esperanzas muertas,
la canastilla desierta en que nadie se sienta,
día que inicia el verano y también mi invierno
una pluma blanca cayó a mi encuentro
en una tarde fría de un pecho ardiendo.
"Para mí un obsequio", grito a mis adentros
sin temor a errar en mis pensamientos,
entre un padre y su hijo hay un hilo eterno,
sin una risita ni un tacto de por medio.
Juntaré las plumas que me regalas
para así una a una construir mis alas,
acabar con la espera y partir a tu encuentro,
sacar esta angustia que llevo adentro.
En treinta y ocho minutos estaré a tu lado,
lo que dura el viaje del nuevo ser alado,
lo que mide el puente de la tierra al cielo:
treinta y ocho pasos del minutero.
De la sombra al brillo viajando ligero,
sin más pertenencias y sin maletero,
otra pluma blanca cayó del cielo.
Nicolás, mi hijo, creo que ya te veo.
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